El Simposio Europeo de Granollers concluye con un manifiesto para impulsar la biodiversidad cultivada en las ciudades

Tras dos días de ponencias y trabajo en red, el 1er Simposio Europeo “Fomentar la Biodiversidad Cultivada mediante Políticas Alimentarias Locales” concluyó el pasado miércoles 30 de abril con la presentación del Manifiesto de Granollers, un documento desarrollado gracias al trabajo colectivo de las entidades organizadoras y participantes con el objetivo de trazar una hoja de ruta para alcanzar una visión compartida: que en 2050 todos los municipios de Europa cuenten con políticas alimentarias que contribuyan a generar alimentos sostenibles y saludables dentro de los límites planetarios, garantizando la viabilidad económica de sus comunidades y habitantes.
En la sesión inaugural, la alcaldesa Alba Barnusell dio la bienvenida destacando el compromiso de la ciudad con la sostenibilidad. Por su parte, Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa y presidente de la Red de Municipios por la Agroecología, señaló: “Como alcalde de Aínsa, tengo muy claro que las políticas alimentarias con enfoque agroecológico deben integrar la biodiversidad cultivada”. Pueyo celebró la oportunidad de “compartir este espacio con representantes de municipios y organizaciones de toda Europa”.
Mariateresa Lazzaro, investigadora de FiBL Suiza y cocoordinadora científica de LiveSeeding, subrayó que las semillas locales son esenciales en los sistemas alimentarios de orientación agroecológica: “Juntos y juntas podemos impulsar un trabajo coordinado, multiactor y multinivel, para aumentar la biodiversidad cultivada, desde el campo hasta el plato”.
Por último, María Carrascosa, responsable del proyecto LiveSeeding en la Red de Municipios por la Agroecología, añadió que el objetivo del encuentro es “fortalecer la integración de la biodiversidad cultivada en las acciones municipales como herramienta para construir sistemas alimentarios locales sostenibles, saludables y biodiversos, estableciendo las alianzas necesarias para apoyar este esfuerzo”.
En la sesión sobre marcos legislativos, medidas políticas y programas de financiación multinivel para un sistema de semillas biodiverso, Cristina Massot remarcó desde la Generalitat de Catalunya, que “la biodiversidad es la base de la seguridad, la resiliencia y la calidad de los alimentos”. Por su parte, Sonia Callau, de la Diputación de Barcelona, defendió que su institución “trabaja para conservar y promover el patrimonio natural mediante una gestión sostenible e integrada de los sistemas agrarios”; mientras que a nivel local, Francesc Arolas, teniente de alcalde de Medio Ambiente de Granollers, destacó el papel del banco de semillas comarcal y la marca Productes de Palou: “La biodiversidad cultivada es un elemento clave para nuestro sistema alimentario: sostenibilidad, patrimonio, gastronomía, cultura, adaptación al cambio climático…”.
Segundo día: Iniciativas municipales a nivel europeo
La segunda jornada (30 de abril) permitió compartir iniciativas tanto de municipios como de organizaciones para el fomento de la biodiversidad cultivada en los sistemas alimentarios locales, sostenibles y saludables. Jérémy Camus, vicepresidente de la Metrópoli de Lyon (Francia), presentó una ambiciosa política alimentaria, ‘de la semilla al plato’: Lyon ha creado un banco metropolitano de semillas de 6.000 m² y una estación experimental dedicada a multiplicar variedades adaptadas, produciendo simientes que se ofrecen de forma gratuita a agricultores y agricultoras locales mediante programas de mejora participativa. Durante los próximos años, los alimentos procedentes de estas semillas se integrarán en los comedores escolares locales.
Desde el País Vasco, Iker Santocildes, alcalde de Orduña, relató la estrategia alimentaria de su municipio hacia 2030, basada en la agroecología y la recuperación de variedades autóctonas. “La introducción de la biodiversidad cultivada en el sistema alimentario es una herramienta para reconectar el medio rural y el medio urbano”, afirmó Santocildes, destacando acciones como la creación de un huerto frutal de referencia con manzanos y perales locales, el apoyo a mercados de productores y productoras y la reintroducción de cultivos tradicionales en la restauración colectiva local.
Carmelo Troccoli, director general de la World Farmers Markets Coalition, enfatizó el papel de los mercados de agricultores y agricultoras en la gestión sostenible de la biodiversidad. Recordó que se ha perdido alrededor del 75% de la diversidad agrícola debido a la industrialización y la globalización de los sistemas alimentarios, por lo que “la biodiversidad no solo debe conservarse, sino también producirse y comercializarse, ponerse en valor”. Gracias al compromiso de agricultores y agricultoras “custodios” y redes de venta directa, muchos productos únicos se han salvado de la extinción, subrayó Troccoli, quien añadió que cada compra en un mercado local es “un voto por la sostenibilidad y la biodiversidad cultivada”.
La sesión dedicada a las emergencias climáticas y de la biodiversidad aportó visiones desde la gestión municipal y la sociedad civil. Saverio Mecca, concejal de Transición Ecológica de Scandicci (Italia), expuso las políticas de su ciudad para integrar la agrobiodiversidad en el planeamiento urbano. Scandicci ha adoptado un enfoque de “Una Sola Salud” (One Health) que vincula el bienestar humano con la salud de los ecosistemas, desarrollando un plan integral que incorpora huertos urbanos ecológicos y la biodiversidad cultivada en la ordenación territorial desde una perspectiva de política alimentaria municipal amplia.
Por su parte, Maria Young, representante del Consejo Alimentario de Cork (Irlanda), abogó por reimaginar el sistema alimentario irlandés ante la crisis climática. Young criticó que la hoja de ruta actual de la industria considere su país como una mera plataforma para producir 7 millones de reses y la intensificación como única vía, ignorando sus activos humanos, culturales y ambientales. Frente a ello, destacó iniciativas comunitarias en Cork —como huertos urbanos y bancos de semillas locales— y subrayó que la alimentación puede ser “parte de una renovación cívica” que brinde múltiples beneficios sociales, económicos y ambientales.
Manifiesto de Granollers
La jornada concluyó con la validación del Manifiesto de Granollers, fruto del trabajo colaborativo de las entidades organizadoras, ponentes y participantes. En palabras de Mariano Iossa, coordinador de LiveSeeding, el manifiesto tiene como objetivo “reunir acciones prácticas en las que los municipios, las autoridades y comunidades locales puedan participar para transformar los sistemas alimentarios a nivel local”.
«Este documento plantea una visión ambiciosa: que en 2050 todos los municipios europeos tengan una política local que impulse sistemas agroalimentarios ciudad-región saludables y sostenibles, dentro de los límites planetarios y garantizando medios de vida dignos para sus comunidades», explicó Iossa. Para lograrlo, el documento señala la agroecología y la producción ecológica como marco indispensable, y sitúa la biodiversidad cultivada en el corazón de estos sistemas alimentarios como un bien público gestionado por la comunidad local.
El Manifiesto de Granollers propone líneas de acción municipales en seis ámbitos clave (gobernanza, dietas, equidad social, producción, distribución y desperdicio alimentario), que conforman el marco de trabajo del Pacto de Políticas Alimentarias Urbanas de Milán. Entre las medidas concretas figuran el priorizar la compra pública alimentaria ecológica y basada en la biodiversidad cultivada, el impulso de la autoproducción de semillas en huertos urbanos comunitarios permanentes e inclusivos, el apoyo al emprendimiento de las pequeñas y medianas empresas en el sector de las semillas y la mejora vegetal ecológicas, el apoyo a los circuitos cortos de comercialización —mercados locales, pequeño comercio— de alimentos locales, ecológicas y biodiversos, así como promover los bancos comunitarios de semillas locales y la educación alimentaria de la población.
Asimismo, el texto eleva recomendaciones a las autoridades nacionales y europeas, como incluir el apoyo a la biodiversidad cultivada en las estrategias estatales de alimentación y clima, así como en los planes de transición ecológica justa; o incorporar la “compra pública alimentaria sostenible” como parte integral de la próxima revisión de la Directiva sobre Compra Pública, con criterios mínimos obligatorios para alimentos ecológicos y la asignación de puntuación adicional a las prácticas de orientación agroecológica, como el uso de biodiversidad cultivada.
En la sesión dedicada a la presentación del Manifiesto de Granollers, Francesco Cagnola, de la secretaría del Pacto de Políticas Alimentarias Urbanas de Milán, señaló que «cuando hablamos de biodiversidad cultivada, la producción urbana de alimentos a menudo se considera un entretenimiento, pero debemos tomárnoslo en serio. La ciudadanía europea debe participar de manera proactiva”. A ese respecto, Judith Féher, de la Coordinadora Europea Liberemos la Diversidad, apuntó la necesidad de la cocreación de políticas con la sociedad civil organizada para aumentar el impacto de las actuaciones: “Hay municipios europeos que trabajan junto con redes locales de semillas, que llevan tiempo actuando en el territorio. En el simposio hemos visto varios ejemplos de éxito de este tipo de partenariados”.
El simposio fue organizado por el Ayuntamiento de Granollers junto a la Red de Municipios por la Agroecología y el proyecto europeo LiveSeeding, con la colaboración de un comité internacional de ciudades europeas y organismos internacionales como la FAO o el Pacto de Milán. Desde la organización se agradece a todas las entidades participantes su implicación, que hizo posible convertir a Granollers en el epicentro europeo del debate sobre semillas y biodiversidad cultivada, sentando las bases para una colaboración más estrecha entre ciudades para la puesta en marcha de futuros proyectos conjuntos.